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ADELGAZA SIN PERDER TU SALUD

La clave para adelgazar sanamente es darle al cerebro la cantidad de combustible que necesita y negárselo al músculo para que este utilice las reservas de grasa almacenada.

 

 ¿QUÉ HACER PARA QUE EL CEREBRO RECIBA COMBUSTIBLE?

 

Para que el cerebro reciba el combustible que necesita para funcionar es necesario que el azúcar o glucosa llegue lentamente a la sangre.

 

Si los azúcares llegan rápido a la sangre se almacenan en el músculo y no se quema grasa. Los azúcares de los cereales como el pan, las galletas y el arroz llegan rápidamente a la sangre, en cambio, los de la fruta, la leche o yogur llegan lentamente.

 

Cuando nos comemos un pan o una galleta, los carbohidratos o azúcares que estos contienen se digieren rápidamente y pasan a la sangre elevando los niveles de azúcar. El cerebro no tiene capacidad de almacenar azúcar, únicamente toma la que necesita en ese momento y el resto se almacena en el músculo.

 

Debido a que el azúcar llega al músculo brindándole combustible, este ya no utiliza las reservas de grasa. Además, como el cerebro sólo tomó un poco de azúcar, al poco tiempo se le termina y vuelve a buscarla en la sangre para seguir funcionando, pero no la encuentra porque está almacenada en el músculo. Esto nos provoca ansiedad y deseos de volver a comer carbohidratos.

 

Por eso es que las personas que sólo desayunan un bísquet o un muffin no logran adelgazar y a media mañana se están muriendo de hambre.

 

La clave para adelgazar, entonces, consiste en detener la velocidad a la que llega el azúcar a la sangre, de modo que el cerebro pueda ir tomando poco a poco el azúcar que necesita y el músculo no encuentre combustible para funcionar y utilice las reservas de grasa. Esto se logra con la adecuada combinación de alimentos.

 

La fibra, la proteína y la grasa nos ayudan a detener la velocidad de digestión de los carbohidratos. Es importante que cuando consumas un pan, primero comas proteína como queso, jamón, carne, pollo o pescado, o bien puedes consumirlos juntos en un sándwich o unas quesadillas. También puedes añadir fibra comiendo una ensalada y grasas sanas como el aguacate.