Evita un Infarto, cuida tus niveles de colesterol
No todos tenemos la oportunidad de darnos cuenta que nuestras arterias están dañadas. Un infarto generalmente sobreviene sin aviso y tiene, en la mayoría de los casos, consecuencias fatales.
Aunque las principales fuentes de colesterol son los alimentos de origen animal, nuestro hígado puede aumentar la producción de colesterol interno.
Nuestro hígado incrementa la producción de colesterol cuando nuestro estilo de vida es tenso. Por ello, no sólo es importante cambiar nuestros hábitos alimenticios, sino también aprender técnicas de relajación que nos permitan combatir el estrés.
¿Cómo se bloquean las arterias?
Si comparamos las arterias con una carretera, podemos imaginar que unos camiones dejan ladrillos sobre el pavimento, mientras que otros los recogen del otro lado y los llevan a bodegas donde más tarde se utilizarán para construir casas; y mientras todo esto sucede, los coches tienen que circular libremente por la carretera.
En nuestras arterias sucede algo similar: tenemos unos transportadores de colesterol LDL --lipoproteínas de baja densidad, conocidas también como colesterol malo-- encargados de depositarlo en las arterias, mientras que otros transportadores, HDL o lipoproteínas de alta densidad, conocidas también como colesterol bueno, recogen el colesterol de las arterias y lo llevan a las células donde se forman las hormonas (estrógeno, progesterona y testosterona, dependiendo de tu sexo).
Cuando consumimos alimentos de origen animal o grasas saturadas, aumentamos los niveles de lipoproteínas de baja densidad --como si varios camiones dejaran ladrillos en la carretera, bloqueando el paso de los coches--, de tal modo que el colesterol se queda en las arterias, y con el paso del tiempo, forma placas que obstruyen la circulación de la sangre.
La clave para resolver este problema está en el equilibrio. Si nuestros niveles de LDL (o colesterol malo) se encuentran por encima de lo normal, es importante que aumentemos los niveles de HDL (o colesterol bueno) para limpiar nuestras arterias y permitir el flujo de la sangre.
Se recomienda que los niveles de LDL no excedan de 130mg/dl. En caso de que tus niveles de colesterol total rebasen los 200 miligramos, de que tus niveles de LDL estén por arriba de los 130 mg/dl, es muy importante que tomes las medidas necesarias para proteger tu sistema circulatorio y acudas a visitar a un médico.
Recomendaciones para reducir los niveles de colesterol:
1. Aumenta el consumo de pescados de agua fría.
Los pescados de agua fría como la sardina, el atún, el salmón, la trucha, el arenque y la macarela, contienen Omega 3, un ácido graso que aumenta la concentración de HDL, el responsable de recoger el colesterol de las arterias y llevarlo a las células.
En un estudio efectuado en Alaska, se encontró que los esquimales, a pesar de ser grandes consumidores de grasas animales (especialmente de oso y de foca) no tenían elevados niveles de colesterol en la sangre, y esto se debe a que consumen grandes cantidades de pescados de agua fría como trucha, arenque y salmón. Estos pescados contienen un ácido graso llamado Omega 3 que reduce los niveles de colesterol malo en la sangre y eleva las concentraciones del bueno. Los pescados de agua fría contienen ácidos grasos polinsaturados que ayudan a hacer más fluída la sangre, evitan el engrosamiento de las arterias y previenen, en gran medida, las enfermedades coronarias.
He aquí el sabio consejo del padre esquimal a su hijo: “Todos los días deberás incluir en tu dieta alguno de estos cuatro tipos de alimentos: pescado asado, pescado cocido, pescado frito, pescado horneado”.
Se ha comprobado que los esquimales y los japoneses, cuya dieta también incluye grandes cantidades de pescado de agua fría, presentan menor índice de enfermedades cardiovasculares.
La expectativa de vida de los japoneses está considerada como la más alta del mundo.
Mientras que algunas grasas son dañinas para la salud, otro tipo de grasa llamada Omega 3 no es sólo benigna, sino que ha emergido como un producto esencial para cuidar la salud del corazón.
Cuando nuestra alimentación es deficiente en Omega 3, el organismo utiliza las grasas saturadas para construir membrana celular. Sin embargo, las membranas formadas con este tipo de grasas son menos elásticas y la pérdida de elasticidad puede afectar al corazón. En cambio, cuando la célula encuentra Omega 3, se forma una membrana elástica que evita arritmias y taquicardias permitiendo que el corazón vuelva a un estado de reposo.
“Existen bases sólidas para afirmar que el Omega 3 es benéfico para la conducción nerviosa en el corazón”, opina el doctor Ronald Krauss, Director de nutrición y metabolismo de la Asociación del Corazón.
Las investigaciones también han demostrado que el Omega 3 evita la formación de los coágulos que causan los ataques cardiacos, reduce la respuesta inflamatoria evitando la arterioesclerosis y en altas cantidades reduce los niveles de triglicéridos en sangre.
El Omega 3 se encuentra en grandes concentraciones en pescados como atún, sardinas, arenque, macarela y salmón. Las investigaciones han demostrado que la falta de esta grasa está relacionada con depresión, arritmia cardiaca, síndrome de intestino irritable y artritis reumatoide.
El año pasado, The American Heart Association recomendó a todas las personas consumir atún o salmón por lo menos dos veces por semana.
Un estudio publicado por The Journal of American Medical Association, que evaluó la alimentación de 80,000 enfermeras entre 1980 y 1994, indicó que las mujeres que comían pescado una vez por semana reducían en 22% el riesgo de infarto en comparación con quienes solían hacerlo una vez al mes. Sin embargo, quienes comían pescado cinco veces por semana reducían en 50% el riesgo de padecer un infarto .
Existen fuentes vegetales ricas en Omega 3 como el aceite de canola y la semilla de linaza, por lo que es recomendable utilizar este aceite para guisar tus platillos y consumir entre una y dos cucharaditas de semillas de linaza molida sobre frutas o ensaladas.
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