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El efecto de las bebidas en la salud

EL AGUA UN NUTRIMENTO MILAGROSO

Uno de los mejores hábitos que podemos adquirir es tomar 8  vasos de agua al día.

Se estima que el cuerpo humano necesita hasta  3 litros de agua al día. Aproximadamente litro y medio pueden ser obtenidos de alimentos sólidos como las frutas y las verduras que aportan cantidades importantes de agua. El litro y medio restante debe ser ingerido a través de bebidas.

El agua es indispensable para la vida, para el correcto funcionamiento de las células. Beberla en las cantidades suficientes puede ayudarnos a mejorar males como el cansancio y la debilidad general, el estreñimiento, la fiebre alta, la intoxicación, la deshidratación y algunos problemas de hígado o de riñón.

El agua y la fibra son vitales para facilitar la evacuación intestinal. Cuando las personas no consumen suficiente agua pueden estreñirse. Esto se debe a que  el colon  absorbe el agua que requiere el organismo, y si la cantidad que tomamos no es suficiente, nuestro cuerpo se protege absorbiéndola y la hez fecal se torna seca, lo que provoca trastornos al evacuar.

75% de los norteamericanos están crónicamente deshidratados.

En el 37% de los norteamericanos, el mecanismo de la sed es tan débil que con frecuencia lo confunden con hambre.

Aún una deshidratación imperceptible, retardará el metabolismo tanto como un 3%.

Un vaso de agua calmará el hambre de medianoche en casi un 100% de los casos bajo dieta reductora en un estudio realizado en la Universidad de Washington.

La falta de agua, es la causa #1 de fatiga diurna.

LOS REFRESCOS

El consumo de refrescos se ha incrementado en los últimos tiempos. Lamentablemente, hoy en día, en nuestro país, ocupa un lugar muy importante en la alimentación. México tiene el primer lugar de consumo de refrescos per cápita en el mundo: en 1993 se consumían 140 litros por persona al año, y a partir de 1989 esta cantidad se ha incrementado en un 30%.

El consumo de refrescos con azúcar provoca obesidad y sobrepeso, ya que estas bebidas contienen grandes cantidades de sacarosa, glucosa y fructuosa, azúcares que llegan rápidamente a la sangre, provocando así un aumento de insulina, que les permite pasar a los tejidos y convertirse en grasa. Se ha asociado el aumento del consumo de refresco con la obesidad hasta en un 34%.

Se ha observado que el consumo de un litro por día ocasiona el aumento de un kilo de peso en tres semanas. Además, el consumo de refresco desplaza el consumo de alimentos nutritivos como las frutas, lo que afecta la calidad de la alimentación. El refresco, además, daña la integridad de los dientes, ya que disuelve el esmalte dental y ocasiona caries.

También se ha relacionado el consumo de refrescos con hiperactividad en los niños, y hay testimonios que muestran que al disminuir 50% el consumo de azúcares y refrescos, mejora el comportamiento en 42% de los casos.

Los refrescos carbonatados o refrescos de cola contienen cantidades importantes de cafeína; la cafeína favorece la producción de norephinefrina (adrenalina) lo que  altera el ciclo natural del organismo y provoca trastornos de sueño. Cuando una persona no entra a períodos de sueño profundo amanece cansada y vuelve a buscar la cafeína para rendir durante el día, pero a la larga su cuerpo se agota lo que puede desencadenar en fátiga crónica. Durante el sueño se estimula la hormona del crecimiento, por lo que un sueño profundo y reparador puede ayudar a un adecuado crecimiento en el niño y a la formación de músculo en el adulto.

Además, los refrescos de cola contienen ácido fosfórico,  con un Ph de 2.8, lo que daña el calcio de los huesos y aumenta el riesgo de padecer osteoporosis.

El mito de los refrescos light

La mayoría de los refrescos de cola sin azúcar contienen cafeína, sustancia que estimula la producción de insulina. La insulina es una hormona de almacenamiento que permite la entrada de la glucosa a los músculos y el sobrante lo almacena como grasa. Al aumentar la producción de insulina, disminuye el nivel de azúcar en la sangre y  en consecuencia, el cerebro no encuentra la cantidad de glucosa que necesita para funcionar adecuadamente, por lo que sentimos  la necesidad de consumir carbohidratos. De esta forma, las personas que consumen grandes cantidades de refrescos de dieta entran fácilmente al “círculo vicioso de los carbohidratos”: comer-comer.

LOS RIESGOS DEL ALCOHOL

Estudios recientes han llegado a la conclusión de que las personas que beben alcohol en pequeñas cantidades tienen menor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares que las personas que no beben. Sin embargo, los que toman alcohol en exceso no gozan del mismo efecto protector.

Aunque no se ha entendido por completo cómo opera en el organismo el consumo de alcohol, se sabe que el consumo de cantidades moderadas aumenta los niveles de lipoproteínas de alta densidad (HDL), comúnmente conocidas como colesterol bueno. Algunas evidencias afirman que el alcohol disminuye la agregación plaquetaria, lo que disminuye el riesgo de sufrir una obstrucción de las arterias coronarias.

En los países mediterráneos, donde se consume una copa de vino tinto al día, el índice de mortalidad por enfermedades coronarias ha disminuido. Sin embargo, en las personas que consumen tres o más copas de alcohol al día se han observado daños en el músculo cardiaco y otros problemas de salud.

El consumo de alcohol en exceso ocasiona deficiencias de vitaminas B1, B2, B6, niacina, ácido fólico, vitamina C, magnesio, sodio, potasio, cloro y zinc.

CUIDADO CON EL CONSUMO EXCESIVO DE CAFÉ

La cafeína es un alcaloide que se puede extraer del café, el té o el mate. Según el doctor John Huges, profesor de psiquiatría de la Universidad de Vermont, la cafeína es una sustancia que puede crear adicción y afecta a nivel cerebral las emociones o las acciones de una persona, haciendo que cambien su estado de ánimo y su conducta.

De acuerdo con la definición proporcionada por la Organización Mundial de la Salud, la adicción es un estado de intoxicación, periódico o crónico, producido por el consumo repetido de una sustancia.

Una taza de café puede despejar la mente, mantenernos alerta y más concentrados. Sin embargo, el café consumido en exceso puede causar ansiedad y tensión.

La cafeína irrita las mucosas digestivas y puede ocasionar agruras, amén de que tiene un efecto diurético y provoca la descalcificación de los huesos. También reduce las concentraciones de vitamina B en el organismo, con lo que afecta la salud del sistema nervioso.

¿Cómo decir adiós al café?
Tomar grandes cantidades de café afecta la salud de nuestro organismo. Cuando tomamos la decisión de abandonar el café comenzamos a tener uno o varios de los siguientes síntomas: fatiga, dolor de cabeza, depresión y dificultad para concentrarnos. Esto se debe a que la cafeína tiene efectos adictivos. Sin embargo, vale la pena hacer el sacrificio, ya que los efectos sólo duran unos cuantos días y al cabo de una semana desaparecen por completo.

Reducir o dejar el consumo de café te dará grandes recompensas. Varios estudios coinciden en que una dosis elevada de cafeína aumenta la incidencia de osteoporosis, úlceras, gastritis, taquicardia e hipertensión arterial. Otros estudios han mostrado que existe una relación entre las personas que consumen mayor cantidad de cafeína y algunos problemas de fertilidad y el aborto.

Los últimos estudios indican que algunos derivados de la cafeína estimulan la producción de insulina. De modo que si abusamos del consumo de café negro estaremos incrementando la necesidad de azúcar de nuestro organismo, lo que aumentará nuestro deseo de alimentos dulces y por consiguiente, nuestro peso.

¿Cómo eliminar o reducir el consumo de café?

La mejor manera de evitar el síndrome de abstinencia es comenzar por reducir de manera paulatina la cantidad de cafeína que tomamos diariamente. Si bebes cinco tazas de café o cuatro de té o seis latas de refresco de cola, puedes reducir su consumo 25% cada semana.

La primera semana comienza por mezclar tu bebida preferida con una bebida descafeinada en proporciones iguales. O bien, al adquirir café de grano elige una mezcla de la mitad del café con cafeína y la otra mitad descafeinado.

BEBIDAS PARA DEPORTISTAS

Las bebidas para deportistas contienen una gran cantidad de azúcares, por lo que llegan a la sangre a gran velocidad; esto favorece la producción de insulina que permite que los azúcares pasen al músculo.

Un deportista necesita que su músculo tenga suficiente combustible para un máximo rendimiento. Sin embargo, muchas personas consumen estas bebidas y no realizan ejercicio, por lo que el exceso de azúcares terminará por convertirse en grasa y almacenarse en el tejido adiposo. 

Además estas bebidas son ricas en sales minerales indispensables para rehidratar a un deportista que ha perdido estos minerales durante el ejercicio. Si las consume una persona que no realiza ejercicio puede  favorecer la retención de agua y la hipertensión.

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